A media cuadra

sábado, 28 de abril de 2012

Juntas de Acción Comunal Entrevista a Guillermo Fonseca Dimaté



Una reseña histórica

Yo llegué a este territorio en la inundación de patio Bonito de 1979, en esa época yo sobrevivía con un periódico que se llamaba barrios y gentes, producía información barrial, por eso vine a ver lo que había pasado y  conocí a los líderes de los damnificados, a Manuel Díaz entre otros. Posteriormente me vine a vivir a la localidad, inicialmente en el barrio Roma. En el 82 me contrató el grupo de oposición (Unión Nacional de Oposición) para que coordinara una revista que se llamó Somos pero solo tuvo una edición, entonces el mismo grupo me propuso vincularme al Concejo de la ciudad para hacerles asesoría, allí permanecí trabajando para la UNO, luego para el frente democrático, para la UP, el frente social y político y el Polo democrático, trabajé en el Concejo 16 años, eso me permitió tener una pequeña pensión con la que sobrevivo.  Durante este tiempo  trabajé también activando los procesos comunales de la ciudad. En el año 1983, en el mes de noviembre, a partir de mi participación en la Junta de este barrio (Jorge Washington), junto con otros líderes, hicimos el primer congreso de comunales de Kennedy y empezamos a organizar lo que hoy es Asojuntas, en ese entonces no había asociaciones de juntas de acción comunal en la ciudad ni en el país. En el año 85 convocamos a las 13 zonas de Bogotá exigiendo autonomía, nos encontramos en el Concejo de Bogotá, creamos la coordinadora comunal de Bogotá, llamada hoy la federación comunal de Bogotá. Entonces empezaron a visitarnos gentes de los distintos departamentos para observar el proceso de organización. Hacíamos reunión en el concejo todos los miércoles así lloviera o tronara y allí podían encontrarnos los diversos líderes. Así empezó a organizarse un proceso nacional que continuó con la creación de la coordinadora nacional en un congreso realizado en la ciudad de Pasto. El siguiente encuentro fue en Valledupar, el cual fue estigmatizado y militarizado aduciendo que la guerrilla se lo había tomado, aún así, nos reunimos algunos delegados manteniendo  firme la idea de generar la confederación Nacional, la cual se hizo realidad en el siguiente Congreso realizado en Pereira.

 Hoy en día las juntas de acción comunal están casi desmovilizadas, a pesar de llevar más de 50 años de haber sido institucionalizadas.  En este momento en Bogotá hay 20 asociaciones y más de 1700 juntas, pero no se ha desarrollado en ellas un proceso real de participación. En el actual gobierno distrital se está hablando de la revitalización de las juntas, pero esto requiere un diagnóstico profundo para sacar a la acción comunal del estado en que se encuentra.

Los problemas comunales.

Esta situación tiene muchas causas, la primera es que con la aparición de las Juntas Administradoras Locales, los dirigentes comunales,  equivocadamente, creyeron que estas eran la solución de los problemas locales y asumieron que dichas corporaciones iban a ser las interpretes amplias y oportunas de las distintas quejas y necesidades de los barrios, esto no fue así, pero implicó que los líderes comunales olvidaran los procesos barriales.

La siguiente causa consiste en que antes de la Constitución y el proceso de descentralización las Juntas de acción comunal recibían auxilios directos de la nación, el departamento y el Distrito, esto se realizaba sin muchos controles, lo que permitía que las Juntas manejaran recursos que se destinaban para obras públicas locales, acueductos, vías, andenes, de esta manera se asumían como ejecutoras directas, lo que les daba gran preponderancia. Ahora, estas organizaciones, tienen que entrar en procesos de licitación como cualquier empresa que quiera ejecutar, lo cual tiene un problema, pues las organizaciones barriales no pueden competir en términos de organización y financiación con entidades de carácter privado y ONGs. Las juntas de acción comunal, muchas veces, no tienen la formación necesaria para formular una propuesta, realizar una obra o para prestar un servicio.

Otro problema que se desprende del anterior, es que las Juntas, en comparación con otras organizaciones tienen mucho más control, la controlan las asambleas de los barrios, el fiscal de la Junta, el comité de convivencia y conciliación, la contraloría, la personería. Las Juntas, a partir de esto, y por consideraciones éticas, no pueden estar pagando coimas ni propinas como lo hacen las entidades de carácter privado para obtener proyectos.

En algunos lugares como en Bogotá se han creado programas especiales para realizar obras con participación ciudadana, pero estas no han generado buenos resultados, en primera instancia porque han generado competencia entre los comunales y en la segunda, por la deformación de los comunales, que no saben administrar contratos.

El 29 de abril se realizarán las elecciones de Juntas de acción comunal, eso ya no se puede cambiar, por eso como propuesta se debe tener un programa específico con actividades concretas, que logre dotar de información y formación a los dignatarios elegidos. Si no se realizan estos procesos de formación política, las Juntas comunales no tendrán la oportunidad de cambiar, pues desconocen los fundamentos de la política pública en general.

La importancia de las asociaciones comunales

Las juntas, dentro de marcos administrativos más amplios, quedan aisladas. Kennedy tiene cerca de 400 barrios, todos con sus problemas específicos, las juntas luchan por la solución de estos problemas pero no logran influir por que dichas problemáticas trascienden los mismos barrios. Para lograr avances al respecto es necesario observar los distintos fenómenos a partir del territorio.

Históricamente el proceso comunal en Kennedy ha generado movilizaciones masivas y negociaciones que se han traducido en cambios reales. Por ejemplo la construcción del colegio Rodrigo de Triana fue producto de una movilización en la cual los comunales y los padres de Familia nos tomamos Corabastos cerrando la posibilidad de cualquier ingreso. Como resultado ese mismo día negociamos la construcción del colegio. Del mismo modo se han desarrollado procesos en el sectorial de la Chucua de la Vaca, eso no es algo que suceda ahora, tiene una historia. Fue así que se lograron muchas cosas, pero eran otros tiempos, y aunque había represión, tal como ahora, se respetaban mucho más los procesos de movilización, en ese entonces, solo por dar otro ejemplo, no había Esmad. Las condiciones de ahora son diferentes.

También hay que tener en cuenta las trabas institucionales y técnicas que no permiten que la participación de los ciudadanos tenga alguna incidencia, tal como lo son el acuerdo 13 del 2002 y otras barreras similares, que impiden, de igual manera, la organización y movilización de los habitantes de la ciudad.

Hay que valorar el verdadero sentido de la participación, y para ello, se debe fortalecer la organización social, si no estamos formados en este sentido los resultados van a ser precarios.  Los cabildos que actualmente se realizan de presupuestos participativos son apenas una iniciativa pero deben hacer parte de una política orgánica de la ciudad, no pueden estar al margen de las organizaciones y sus formas de movilización.

1 comentario:

  1. Interesante recorrido sobre la actuación, intervención y fortalecimiento del movimiento
    Comunal, en la localidad de Kennedy.

    Su lectura permite conocer cómo fue su experiencia y la opinión sobre los cambios producidos en los últimos años, haciendo hincapié en la importancia del fortalecimiento de la organización social.

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